El último fin de semana largo, conmemorando el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, ha dejado en evidencia una tendencia consolidada en el sector turístico argentino: la resiliencia del viajero frente a la coyuntura económica. El informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló una paradoja definitoria: el país experimentó un aumento en la cantidad de personas que viajaron, pero, simultáneamente, se registró una significativa contracción en el gasto total en términos reales. Este fenómeno subraya la adaptabilidad de las familias, que ajustan sus presupuestos sin renunciar al esparcimiento, y la capacidad del sector para adaptarse a un entorno de mayor cautela económica.
La Dualidad de los Números
El movimiento turístico se mostró dinámico en volumen, con un total de 1.44 millones de turistas que se desplazaron por los distintos puntos del país. Esta cifra representó un incremento del 2.1% en comparación con el mismo feriado del año anterior. La afluencia masiva, impulsada por el buen clima, la cercanía del verano y un periodo sin feriados previos, fue un motor de vitalidad para las economías regionales.
No obstante, al analizar el impacto económico, la tendencia a la moderación se hizo palpable. El desembolso total de los turistas alcanzó los $262.627 millones. Si bien es un valor nominal considerable, al descontar la inflación y analizarlo en términos reales, el gasto general experimentó una caída del 16.2% interanual. Esta baja no se debió a una reducción total del consumo, sino a la estrategia consciente de los viajeros para acortar sus estadías.
El indicador clave que explica esta contracción es la duración promedio del viaje, que se redujo drásticamente de 2.4 noches en 2024 a solo 2 noches en 2025. Una disminución del 16.7% en la duración del descanso fue el factor determinante. Incluso el gasto promedio diario por turista se ubicó en $91.190, lo que supuso una disminución real del 1.5% frente al período anterior, demostrando un comportamiento más austero, pero sin eliminar los consumos básicos en rubros esenciales como gastronomía, alojamiento y transporte.
El Viaje como Prioridad: Estrategias de Ahorro
La estrategia del turista argentino se ha transformado: el viaje es considerado un bien irrenunciable, pero su realización debe ser financieramente sostenible. La máxima se ha vuelto «viajo más cerca, por menos tiempo, y planifico a último momento». Esta conducta permite a las familias evaluar con mayor certeza sus finanzas disponibles y aprovechar las ofertas de último momento o los paquetes de cercanía.
El fenómeno del «turismo de proximidad» se consolidó. Los viajeros optaron por destinos a distancias razonables, minimizando el costo del transporte y la logística. Este enfoque ha permitido que el impacto dinamizador de los feriados se mantenga, beneficiando a miles de Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) vinculadas al sector en todo el territorio.
Un Mosaico de Destinos y Ocupación
La distribución territorial del turismo fue variada y saludable, con porcentajes de ocupación destacados en diversos puntos del país.
- Córdoba volvió a ser un faro de atracción con una ocupación promedio del 85%, registrando picos en zonas serranas tradicionales como Villa General Belgrano.
- En el Litoral, localidades como Villa Elisa (Entre Ríos) alcanzaron ocupaciones casi plenas (99%), impulsadas por el turismo regional y termal.
- La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) experimentó uno de sus mejores fines de semana largos, con una ocupación hotelera del 70%, gracias a su robusta agenda cultural.
- En la Costa Atlántica, Mar del Plata recibió más de 100.000 visitantes, mientras que otros destinos como Tandil también registraron altos flujos.
- El sur, con Chubut, Santa Cruz y Río Negro, mantuvo un fuerte movimiento en destinos de naturaleza como El Calafate y El Chaltén, aprovechando el inicio de la temporada de primavera.
El Efecto Colateral: Viajes de Compra a Chile
Un factor que restó liquidez al gasto interno fue el intenso flujo de argentinos que cruzaron a Chile. Animados por un tipo de cambio percibido como favorable y por la diferencia de precios en productos específicos —principalmente tecnología, indumentaria y supermercado—, los pasos fronterizos de Mendoza y Neuquén registraron largas esperas. Si bien este movimiento no se contabiliza como turismo interno, es un claro indicador de cómo las familias buscan optimizar su poder adquisitivo más allá de las fronteras.