OPINIÓN: La emergencia de los outsiders políticos, ¿fenómenos transitorios o estructurales?

Hace ya algunos años, el sistema mundo está siendo testigo de una pérdida relativa del poder de representatividad de los sistemas democráticos establecidos y validados tras el desmantelamiento de la Unión Soviética en 1991. Mirado desde una perspectiva más amplia, esto se relaciona con lo que en Relaciones Internacionales se ha dado en llamar crisis del Orden Internacional Liberal.[1]

Esta crisis sistémica no solo tiene que ver con la emergencia y consolidación de un polo de poder con capacidad de disputar la hegemonía global y financiera a quien supo ser potencia indiscutida. Estoy hablando de la República Popular de China, y de Estados Unidos, respectivamente.

Se relaciona profundamente con una crisis en las aspiraciones de una clase media global que, tras disfrutar un período de crecimiento y expansión, hoy afronta una situación regresiva -agravado hasta dimensiones impredecibles por la pandemia del COVID19.

En América Latina, particularmente en América del Sur, esta crisis se ha resentido de sobremanera entre el período 2010-2020. El ciclo macroeconómico propulsado por las materias primas y commodities exportables comenzó una fase regresiva y los Términos de Intercambio dejaron de ser un factor dinamizador de las economías locales. Asimismo, se observa una disminución relativamente importante de la Inversión Extranjera Neta, que impacta de lleno en la creación de nuevas fuentes de trabajo.[2]

Hemos sido testigo de diferentes momentos explosivos desde lo social en varios países de nuestra región. Muchas de los cuales se relacionan con demandas de larga data, vinculados a demandas específicas de la coyuntura de ese momento. Diferentes gobiernos con distintos programas de política pública han debido lidiar con estos fenómenos, por lo que no se trata de una cuestión puntualmente ideológica.

Dentro de este conjunto de problemas, está llamando la atención a varios analistas la aparición y rápido crecimiento de los denominados outsiders políticos. Un outsider es definido por la Ciencia Política como un personaje nuevo en la política y que viene por fuera del sistema.[3] En Perú, este año, ganó la presidencia un outsider, en Chile van a segunda vuelta otros. En Argentina, por ahora en el Área Metropolitana de Buenos Aires, los outsiders están llamando la atención. Hace unos años atrás, un outsider ganó la presidencia de Estados Unidos y de Brasil.

Más allá de la preocupación o el interés por las ideas que estos personajes -cuyas ideologías son diversas- expresan, habría que preguntarse ¿por qué están emergiendo?, ¿Por qué los partidos políticos tradicionales están viendo dispersar su poder social y político en manos de éstos?, ¿Cómo se acomodará el sistema político-institucional para dar respuesta a los cambios en las preferencias de los electores?

Por supuesto los outsiders no son algo nuevo, pero ahora están entrando en escena con fuerza, principalmente si enfocamos la mirada en el Hemisferio Occidental del sistema mundial. En algunos países de la Unión Europea, los partidos “anti-sistema” están ganando cada vez mayor relevancia, en el Reino Unido se dio el Brexit (salida de la Unión Europea), y con ello ideas nacionalistas, fascistas, y también aquellas relacionadas con las izquierdas de cortes más radicales, ganan adeptos día a día.

Por diferentes motivos, y ligados a la realidad propia de cada país, estos movimientos antisistémicos crecen en un contexto de deterioro de la representatividad de las democracias liberales. El aumento de la divergencia, es decir, una expansión en la brecha de los que más riqueza poseen de aquellos que no poseen nada, la revolución tecnológica y la industria 4.0, la descentralización de la comunicación vía dispositivos móviles y redes sociales … todas variables que, de una u otra manera, explican los sismos que están atravesando las sociedades occidentales.

Focalizando aun más la visión, ¿qué deparará a la Argentina?

Ante un panorama macrosocial de elevada volatilidad, con indicadores sumamente desalentadores, un sistema político cuyas principales fuerzas en coalición apuestan por el discurso de la división y la diferenciación en términos cada vez de mayor antagonismo (Mouffe), ante una economía mundial impredecible y con elevados índices de incertidumbre, los outsiders ¿podrán romper esta suerte de empate inestable entre las principales fuerzas políticas del país? Y en caso de hacerlo, ¿qué tipo de salida ofrecerán a la gente en términos reales ante la crisis que lejos está de resolverse?

[1] Ikenberry, G.J. (2018). The end of liberal international order? International Affairs, 94(1), p. 7-23.

[2] CEPAL (2021). La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe.

[3] Boscan, L. (2021). ¿Qué es un outsider? Una mirada sobre el fenómeno en las Américas. Politizados.com

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