La tensión en la cadena de pagos argentina alcanzó un nivel crítico en septiembre, cuando se registró un récord de 92.535 cheques rechazados por falta de fondos, la cifra más alta desde junio de 2020, según datos del Banco Central analizados por el Instituto Argentina Grande.
Este aumento se vincula directamente con el creciente endeudamiento de las familias, cuya deuda ya representa el 130% de sus ingresos promedio. La situación se agrava con el incremento de la morosidad en el pago de tarjetas de crédito, que saltó un 252% interanual, ubicándose en el 6,7%.
Las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) también sufren las consecuencias de la crisis: la extensión unilateral de los plazos de cobro por parte de los clientes y el aumento de incumplimientos tensan su situación financiera. Una parte significativa de las PyMEs se ve obligada a endeudarse para cubrir impuestos y salarios. Analistas señalan que la lentitud en la recomposición salarial no solo actúa como un ancla antiinflacionaria, sino que también deprime la demanda interna, obstaculizando la recuperación económica.





