El poder del Congreso ante el veto: Vuelve la ley Garrahan y se aseguran los fondos para las Universidades Nacionales

El Senado de la Nación Argentina protagonizó una jornada trascendental para la política nacional al concretar una nueva derrota para el Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Con una amplia mayoría, la Cámara alta insistió en la sanción de dos proyectos de ley previamente vetados por el presidente. Las iniciativas, que declaran la Emergencia Sanitaria de la Salud Pediátrica (con un foco simbólico en el Hospital Garrahan) y que garantizan el financiamiento de la educación universitaria y la recomposición salarial docente, no solo volvieron a la vida legislativa, sino que consolidaron al Congreso como un firme contrapeso a las políticas de ajuste del Gobierno.

La votación fue el corolario de un intenso debate en el que la oposición legislativa, compuesta por diversos bloques—desde el peronismo hasta sectores de la Unión Cívica Radical y fuerzas provinciales—, logró alinear los votos necesarios para alcanzar la mayoría especial de los dos tercios de los presentes, requerida constitucionalmente para rechazar un veto presidencial.

La Batalla por la Salud Pediátrica: La «Ley Garrahan»

El proyecto de Emergencia Sanitaria de la Salud Pediátrica fue uno de los ejes centrales de la sesión. Su sanción inicial y el posterior veto presidencial habían generado una fuerte movilización social y un profundo debate sobre las prioridades del Estado. La norma apunta a enfrentar la crítica situación de la salud infantil en el país, con foco en la red nacional de hospitales pediátricos, siendo el Hospital Garrahan su principal bandera.

Los números de la votación en el Senado fueron contundentes: 59 votos afirmativos, 7 negativos y 3 abstenciones. Este resultado no solo superó el umbral de los dos tercios, sino que reflejó un amplio consenso que atraviesa las divisiones ideológicas más habituales en el recinto.

La ley, ahora restablecida, establece la asignación de partidas presupuestarias específicas y urgentes para garantizar la provisión de insumos esenciales, mejorar la infraestructura edilicia, y, crucialmente, implementar una recomposición salarial para el personal de salud, incluyendo a médicos, enfermeros y, de manera destacada, a los residentes nacionales en salud. La precariedad laboral y salarial de los profesionales de la salud pediátrica, especialmente de los residentes, fue uno de los motivos centrales para impulsar esta legislación. Al vetarla, el Ejecutivo había argumentado un «gasto desmedido e irresponsable» que atentaba contra el equilibrio fiscal, una justificación que el Congreso desestimó al priorizar la salud de la niñez.

El Respaldo a la Universidad Pública: Financiamiento y Salario Docente

El segundo veto tratado en la sesión se centró en la Ley de Financiamiento de la Educación Universitaria y la recomposición del salario docente. El sistema universitario público argentino venía reclamando un presupuesto actualizado que reflejara el impacto de la inflación y garantizara el funcionamiento básico de las casas de estudio, al igual que una mejora en los haberes de sus trabajadores.

Con 58 votos afirmativos, 7 negativos y 4 abstenciones, el Senado también logró la insistencia para promulgar esta ley. Al igual que con la norma pediátrica, la votación demostró que la defensa de la educación pública y gratuita es un valor compartido por una mayoría significativa del espectro político.

Esta ley obliga al Ejecutivo a actualizar las partidas presupuestarias de las universidades nacionales tomando en cuenta el índice de inflación, un mecanismo fundamental para asegurar que el financiamiento no quede licuado por la suba de precios. Además, exige una recomposición salarial para docentes y no docentes, quienes han visto cómo sus ingresos perdieron poder adquisitivo de manera dramática. La defensa de la universidad pública, que movilizó a miles de estudiantes y académicos en todo el país a través de masivas marchas, encontró en el Congreso el canal institucional para revertir la postura del Gobierno.

Implicancias Políticas y Constitucionales

La doble insistencia del Senado, que sigue a una similar en la Cámara de Diputados, marca una nueva derrota legislativa para el gobierno de La Libertad Avanza (LLA) y subraya las dificultades del PEN para imponer su agenda de ajuste cuando esta colisiona con áreas consideradas «sensibles» o de alta prioridad social.

Desde el punto de vista constitucional, el procedimiento de insistencia es una de las mayores expresiones del sistema de pesos y contrapesos del diseño institucional argentino. Le otorga al Congreso el poder final de convertir en ley un proyecto que el Ejecutivo ha bloqueado, siempre que se reúnan los votos calificados. En este caso, el Poder Legislativo utilizó plenamente esa facultad para obligar a que las leyes de emergencia pediátrica y de financiamiento universitario sean promulgadas y publicadas, a pesar de la objeción presidencial.

La sesión, por lo tanto, no solo tuvo un impacto directo en el presupuesto de hospitales y universidades, sino que también envió un claro mensaje político sobre la distribución de poder y la capacidad de la oposición para articular mayorías sólidas en defensa de políticas de Estado que consideran irrenunciables. El desafío para el Ejecutivo, tras este revés, será cómo administrar la obligatoriedad de implementar y financiar estas leyes sin desvirtuar su plan de austeridad fiscal.

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