El Gobierno planea habilitar el turismo extranjero

Luego de atravesar una crisis en la que los sectores de gastronomía y turismo tocaron su piso histórico, el Gobierno se entusiasma con la luz al final del túnel. El ministro de Turismo, Matías Lammens, dijo esta tarde a elDiarioAR que anticipan una temporada de verano que podría ser «récord» por una combinación de elementos. Se contempla que el avance en los esquemas de vacunación permitirá el retorno de cierta normalidad en la actividad, empujada por el relanzamiento del programa PreViaje —con el que auguran un «shock de consumo»— y la apertura al turismo extranjero, que se planea para el último trimestre del año.

La segunda edición del PreViaje se presentará oficialmente mañana en Iguazú, en un acto en el que estará el presidente Alberto Fernández. En su primera edición, el programa —mediante el que el Estado devuelve el 50% del gasto hecho en turismo y gastronomía en crédito para consumir más— inyectó $15.000 millones al sector, con compras de más de 600.000 personas. En esta ocasión, esperan que los números se dupliquen.

Según las estimaciones oficiales, el costo final para el Estado será de $5.000 millones en una primera etapa, que podrían extenderse a $5.000 millones más. Incluso se evalúa la posibilidad de instalar el programa PreViaje como una «política permanente», a pedido de los prestadores. Según explicó Lammens, el cálculo matriz/producto «da muy bien»: lo que invierte el Estado tracciona desembolsos privados y luego se recaudan impuestos por el total del dinero puesto en circulación.

La iniciativa también funciona como un estímulo al turismo nacional y es un esfuerzo por equilibrar una balanza históricamente deficitaria. Según recordó el ministro, en 17 de los últimos 20 años hubo más gente que salió del país de la que entró, lo que implicó una pérdida sistemática de dólares. «Esta es una oportunidad extraordinaria para cambiar eso, sobre todo por el tipo de cambio», apuntó.

El ticket promedio de la primera edición fue de $34.000, monto que le permite al Gobierno leer que fue aprovechado por la clase media y baja para viajes cortos y no para financiar vacaciones costosas de los sectores más acomodados, algo que generaba dudas al interior del Ejecutivo al momento de diseñar el programa.

Fuente: DiarioAr

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