Boca no pudo con Atlético Mineiro en la Bombonera, donde empató sin goles el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, y ahora el pasaje a cuartos se dirimirá el próximo martes en Belo Horizonte.
El encuentro se caracterizó por su chatura de punta a punta, y solamente los destellos de calidad del hoy capitán del conjunto brasileño, Ignacio Fernández, que por su condición de exriverplatense jugó un partido especial en la cancha de Boca, iluminó esporádicamente la noche.
Porque en el tramo inicial del primer tiempo los visitantes fueron quienes tuvieron la iniciativa manejando la pelota con pulcritud y agilidad en el medio y manifiesta peligrosidad cada vez que en tres cuartos de cancha se encontraban «Nacho» Fernández con el portentoso Hulk.
El ex Racing Matías Zaracho era el que marcaba el equilibrio en el medio campo de los de Belo Horizonte, a los que les faltaba la puntada final para plasmar en el arco local esa superioridad inicial.
Pero conforme fueron pasando los minutos la prodigalidad de este renovado Boca, que perdió jerarquía pero ganó en entusiasmo con la vuelta de Marcelo Weingandt y las presentaciones de los ex-Huracán, Norberto Briasco y Esteban Rolón (reemplazó al promisorio Alan Varela), fue emparejando el desarrollo.
Y de hecho ya superada la media hora esa paridad en las acciones se tradujo en una acción de riesgo que terminó en un gol de Boca convertido de cabeza por el reaparecido volante Diego González tras un rebote aéreo en el área chica brasileña.
Fuente: Telam Deportes