La empresa avícola Granja Tres Arroyos está llevando a cabo una profunda y silenciosa reestructuración debido a tensiones financieras y laborales. Esta situación ha generado una grave crisis que impacta directamente en sus empleados y pone en jaque su modelo de negocio, históricamente dominante en el sector.

El ajuste se manifiesta en el cierre de plantas (como la de Tristán Suárez), el despido de más de 80 trabajadores (principalmente en Entre Ríos, con amenazas de muchos más), y un preocupante atraso en el pago de salarios y liquidaciones. En algunos casos, los trabajadores solo recibieron un porcentaje muy menor de su quincena.

Esta realidad ha provocado el rechazo de los trabajadores, que han realizado paros totales en plantas clave como La China y La Lonja, ante el temor de cierres inminentes y la pérdida de cientos de puestos de trabajo. La crisis expone la vulnerabilidad de los empleados, quienes denuncian que la empresa utiliza dificultades financieras como excusa para profundizar un ajuste. La compañía, que había solicitado un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) anteriormente, enfrenta ahora la incertidumbre sobre la continuidad operativa de sus instalaciones.